Aumentar el pastel antes de repartirlo
Ha sido puesto sobre el tapete de prioridades del gobierno de la República la modificación del mínimo de la base contributiva para inscribirse en la Caja Costarricense de Seguridad Social (CCSS). Es un tema que, a primera vista, luce positivo porque aumenta la formalidad de las personas trabajadoras, lo cual robustece el pacto de la seguridad social ampliando la cobertura y dotando de recursos frescos a la institución, además de generar una expectativa real para miles de personas de poder contar, algún día, con alguna pensión.
En una segunda lectura, se encienden luces respecto a potenciales riesgos que podrían afectar a diferentes grupos de trabajadores. Por ejemplo, tiene afectaciones y beneficios diferentes para trabajadores independientes, de diversas edades o especialización profesional.
La reacción inicial es sugerir que cada persona que desee incorporarse a la formalidad laboral registrándose como contribuyente en la CCSS se asesore sobre las implicaciones de esta formalización, la proyección en el tiempo respecto a cuándo los beneficios esperados serían percibidos, y los riesgos que representa para trabajadores independientes por el momento. El riesgo principal es que, al inscribirse, se les abra un proceso de cobro retroactivo por el tiempo que han ejercido el empleo de manera informal habiendo debido contribuir con la seguridad social, además de no percibir el anunciado beneficio.
Si bien el propósito detrás de esta iniciativa es bienvenido, la vigilancia a los detalles es pertinente. Sobre todo si se escuchan las voces que hoy claman por la expectativa de contar con una pensión al llegar la vejez. Que ese anhelo de esperanza que ha despertado interés por este tema no se convierta en frustración futura ante una circunstancia que podría empeorar el bienestar de alguna persona trabajadora antes de que lo mejore.
Algunas inquietudes que quedan tras la revisión de esta propuesta son las siguientes: ¿qué complementaría esta reforma para hacerla más robusta? ¿Cómo incluir a toda la fuerza laboral en sus beneficios? ¿Cómo aprovechamos esta conversación para abrir los ojos hacia diferentes formas de contratación?
Estas preguntas deberían guiar la conversación nacional en lo político y en lo jurídico tanto como en lo económico y en lo social, para aumentar el impacto de esta iniciativa agrandando el pastel para la inmensa mayoría de las partes que aspiran a llevarse su porción en el futuro.
Por: Álvaro Cedeño Molinari / TACTIC Estudio Legal